Análisis critico hacia la lectura de Para leer al Pato Donald
Ensayo
sobre el Pato Donald.
A
través de la historia de la humanidad como sociedad, grupos con mayores
posibilidades económicas, políticas, ambientales etc., han intentado y atentado
contra de las minorías sociales en un intento por controlar las masas y de esta
manera lograr tener el poder de ejercer e influir de manera poco positiva en la
sociedad. En 1971, es escrito en su versión en inglés de Para leer al Pato
Donald, por Ariel Dorfman y el sociólogo belga Armand Mattelart, quienes en sus
textos plasman las críticas a la Corporación Disney y por consecuencia en 1975,
el Servicio de Aduanas de los Estados Unidos ocupado en asegurar el
cumplimiento de la ley de importaciones, decidió que un cargamento de libros
impresos en Londres podrían constituir un acto de piratería intelectual contra
los derechos de Walt Disney, y procedió a “detener”, “incautar” y “someter a
custodia” los cuatro mil ejemplares respectivos, solicitando que las partes en
disputa, los editores británicos y la Disney Corporation, entregaran
declaraciones legales sobre el caso antes de que se determinara el destino
final de ese envío.
En
el libro para leer al pato Donald”, se realiza una crítica hacia la forma en la
cual, las caricaturas que nos presenta la industria estadounidense, nos marcan
una determinada forma de vivir, basada en el consumismo, en la superioridad de
los países desarrollados y las supuestas buenas costumbres de una sociedad. Y
esto nos lo comienzan a enseñar desde niños, para que desde nuestra infancia
nos volvemos parte de un sistema capitalista que pretende absorber todo rastro
de rebeldía, que pueda afectar sus ganancias, y por ende su economía. Es por
eso que creo es importante la lectura de este libro, porque nos proporciona
una visión crítica hacia algo que desde niños nos han estado diciendo que es algo
normal de manera que crean `personas con un determinismo marcado.
En
cuanto a la tecnología lo que nos diferencia de esas sociedades avanzadas, y lo
refleja perfectamente el mundo de Disney, en el cual a todos esos pueblos
bárbaros, se les puede conquistar con un artefacto, por más insignificante que
este sea, por ejemplo, un reloj, el cual es intercambiado a estas tribus por
cantidades enormes de oro. Y pese a esos cambios tan injustos, los buenos son
los que se llevan el oro, pues ni todas las riquezas del mundo pueden suplir a
la tecnología, y es en este argumento que los países desarrollados encuentran
el alivio a su culpa por el saqueo a las naciones subdesarrolladas.
Así
mismo Disney juega un papel importantísimo en el aspecto político, pues siempre
reflejan a los países enemigos como caóticos, autoritarios e injustos, por
ejemplo, en el caso de Cuba y Vietnam. Lo que refleja que el pato Donald es más
que una caricatura, es un medio a través del cual el imperialismo estadounidense
mantiene un control sobre las demás naciones, y en cuanto un país decide
oponerse a sus intereses económicos, políticos o de cualquier otra índole, ese
país inmediatamente es víctima de los medios de comunicación, que son
controlados por el gobierno, con el fin de criminalizar a estos países.
Es
ideal y favorable leer el texto ya que muestra como el autor tiene la
intención de asar a Disney y a su Pato, vacunar al pueblo chileno contra la
plaga del American Dream of Life y su ideología competitiva, super individualista
y voraz. En vez de ello, como Chile mismo, el libro había sido consumido por
una conflagración sin fin. El hecho de que los conspiradores militares y
civiles habían sido financiados y alentados por Washington y la CIA, que Nixon
y Kissinger habían desestabilizado el experimento maravilloso de Allende, le
dio una sensación de derrota especialmente amarga a la quema del texto que
desnudaba justamente la forma en que los Estados Unidos trataba a países como
el nuestro. Creíamos con tanto fervor que nuestras palabras –y los obreros en
marcha que las estimularon– eran más fuertes que el Imperio y ahora el Imperio
había probado su poderío, nosotros éramos los que habíamos sido chamuscados y
digeridos y escupidos.
La
esencia del libro se puede identificar mediante el análisis marxista y
freudiano, así llegando a la conclusión de que Mickey, Donald y el resto de
personajes de Disney forman parte de un plan de adoctrinamiento infantil a
nivel global, una suerte de conspiración de la CIA, la NSA y demás entes
malignos. Ergo, en la sociedad que propugnan los autores del libro, hay que desenmascarar
y acabar con ellos. En todas las lecturas infantiles existe un tipo de
enseñanza que se quiere transmitir al niño, pero no nos engañemos, otro tanto
pasa con los manuales empleados por la Iglesia Católica en las aulas o con los
catecismos de Educación para la Ciudadanía.
Pero
a diferencia de otros textos es que Disney es voluntario, optativo, mientras
que los otros textos son impuestos o implantados como una ley. Es por eso que
el libro está dirigido a la sociedad consumista, ya que Disney es una opción
para padres e hijos y no del político de turno, del obispo, ni del ministerio
que supuestamente nos educan. Entonces, el hecho de que existe una fuerza que
controla las masas o los condiciona a sus conveniencias, este hecho se da desde
que somos niños por lo que digo que la educación que nos imparten en las
escuelas es una educación lava mentes.
De
regreso al libro, el mundo donde se suscitan las historias que se muestra en
los cómics, según los autores, se basa en conceptos ideológicos, lo que resulta
en un conjunto de normas y reglas naturales que conducen a la aceptación de
ideas particulares sobre el capital, la relación de los países desarrollados
con el Tercer Mundo, roles de género, y otros. Como ejemplo, el libro considera
la falta de descendientes de los personajes. Todos tienen un tío o un sobrino,
todos son primos de alguien, pero nadie tiene padres ni hijos. Esta realidad no
parental crea niveles horizontales en la sociedad, donde no hay un orden
jerárquico, excepto el dado por la cantidad de dinero y riqueza que posee cada
uno, y donde casi no hay solidaridad entre los del mismo nivel, creando una
situación donde lo único que queda es la competencia cruda. Otro tema
analizado es la necesidad absoluta de tener un golpe de suerte para la
movilidad social (independientemente del esfuerzo o la inteligencia
involucrada), la falta de capacidad de las tribus nativas para administrar su
riqueza, y otros.
Por
otro lado, todo el libro esta trufado de una visión de la sexualidad un tanto
acomplejada, excesivamente genital y centrada en el coito y la reproducción
(algo lógico dadas las coincidencias marxistas y católicas en el tema). Esto,
por ejemplo, hará las delicias de muchas.
Por
lo tanto, lo que se ha sustituido de hecho, es la paternidad del objeto, la
posibilidad de ligarlo con una energía creadora. Aquí hay que volver a esa
interesante estructura en que el padre del niño se ausentaba. La simetría entre
la falta de producción biológica directa y falta de producción económica; no
puede ser casual y debe entenderse como una estructura paralela única que
obedece a la eliminación de este mundo del proletariado, el verdadero generador
de los objetos o, en palabras de Gramsci, el elemento viril de la historia, la
lucha de clases y el antagonismo de intereses.
Tal
es así, que las primeras novelas españolas de aventuras se llaman “los
trabajos”, como si entre el protagonista y la riqueza fuera necesario un
proceso de almacenamiento de vicisitudes negativas que simbolizaran el trabajo
sin serlo, que aprovechara del esfuerzo sólo aquella pasividad, el consumo, y
no su fuerza creadora, viril, productiva
Por otra parte, se puede observar que los
autores postulan la llamada “inteligibilidad espacial” que las historietas
plantean, es decir en un capítulo describen la distribución disfrazada del
espacio donde se desarrollan los acontecimientos, donde se puede observar que
describen al campo como el lugar del buen salvaje un lugar tranquilo sin
problemas y pacífico, y la ciudad el del caos la destrucción y los problemas
sociales, familiares etc., dicho de otro
modo, todos los personajes ansían el retorno a la naturaleza, algunos viven en
el campo o el bosque como son la abuela pata, ardillas, lobos etc., pero la mayoría pertenece al mundo urbano, y
desde allí se dan permiso para viajar a otros lugares como son islas, los
cielos, el mar, los desiertos, la estratósfera, montañas y lagos de todos los
continentes de Asia, América, África y Oceanía y de vez en cuando algún sector
no urbanizado de Europa, aunque se debe tomar en cuenta, que en gran medida sus
historias transcurren en la ciudad específicamente en habitaciones cerradas,
sin embargo se puede evidenciar que éstas historias que transcurren en estos
lugares representan el carácter “catastrófico” y absurdo de la vida urbana.
Dicha
estereotipación del tercer mundo como atraso, justifica la explotación
capitalista allí es donde interviene la ideología burguesa donde solo se puede
ver una aventura, dicho despojo capitalista es celebrado como “respeto”
hipócrita ante el atraso del tercer mundo justificando en 3 maneras:
a)
la idealización de la vida simple del tercer mundo, una clara demostración
puede ser el comentario que se proporciona argumentando de que estas personas
de este mundo no saben qué hacer con el oro, y por ende los protagonistas
pretenden llevárselo a casa,
b) la liberación de la opresión que significa
la llegada de los patolandeses al tercer mundo y
c) la presencia imparcial, cual juez, de los
personajes de Disney en el subdesarrollo.
En
esa situación Mattelart y Dorfman plantean que no sólo hay que pensar en los
cambios en la estructura económica, sino también apuntar al “cambio Cultural”. En esos capítulos se analizan la ausencia de
los progenitores (entre los personajes de las historietas hay de relaciones
entre tíos, sobrinos y primos; no hay padres ni madres, estos están abolidos).
Pero el poder paterno no desaparece y es ejercido “de hecho” de facto por los
tíos. Son relaciones donde no está permitido el afecto, el amor y la
solidaridad, se trata de relaciones jerárquicas dadas por el interés (de
acumular riquezas) en las que hay un polo dominante y otro dominado. A su vez,
la representación de los niños es siempre dentro del mundo adulto de cierto
mundo de la adultez-: los sobrinos también producen y representan -en sus
prácticas- a ese mundo adulto. El espacio que se le deja a la mujer es ínfimo,
sólo aparece como “coquetería”.
También
se plantean analizar las relaciones entre culturas y sociedades diferentes,
allí los autores encuentran que las historietas de Disney legitiman las
relaciones de desigualdad y dependencia entre países, ya los personajes
principales de Patolandia van a otros lugares del mundo (América, Asia, África)
a saquear y apropiarse de las riquezas. En eso “afueras”, esas otras sociedades
hay “buenos salvajes” que no tienen habla, no producen nada y son engañados.
Con
respecto a la búsqueda de dinero, es la responsable de muchas de las desgracias
de Donald, pero Dorfman y Mattelart recalcan que no se produce ninguna
ocupación de la clase obrera en Patolandia, donde vive Donald, y por eso “se
incorpora la riqueza a la sociedad mediante el espíritu” en lugar de mediante
la explotación del trabajo. Canalizando las ideas de Adorno y Horkheimer sobre
la industria cultural, sostienen que el problema con el mundo de fantasía de
Disney es que reconcilia de forma errónea los antagonismos entre hijo y padre,
capital y trabajo: “Cada uno de estos antagonismos, puntos neurálgicos de la
sociedad burguesa, queda absorbido al mundo de la entretención siempre que pase
antes por la purificación de la fantasía”.
Entonces
los autores plantean que mientras su cara risueña deambule inocentemente por
las calles de nuestro país, mientras Donald sea poder y representación
colectiva, el imperialismo y la burguesía podrán dormir tranquilos” (A. Dorfman
y A. Mattelart, Para leer al Pato Donald, ob. cit., p. 159). Así está diseñada
esta lógica. Este es su carácter, su espíritu ideológico y cultural. Por eso
existe un Donald que aspira a la presidencia, porque preexiste esta concepción
enraizada en el sentido común, en la subjetividad tanto individual como
colectiva. Un imaginario social cultivado con esta lógica cultural se
traslucirá inevitablemente en el campo político. No hay debate que valga, por
más retórica que se use y propuestas que se intenten explicar. Persistirá esta
matriz por sobre todas las cosas, porque el sistema así lo tiene establecido.
Es
así que, tras recurrir a una serie de ideas principales que se ha rescatado del
texto principal, podemos afirmar que las sociedades se forman y estructura a
partir de una serie de paradigmas. Es a partir de las influencias de los países
desarrollados sobre los subdesarrollados que como consecuencia los autores
realizan una fuerte critica hacia la sociedad capitalista, de manera especial
al modelo social que nos quiere imponer Los Estados Unidos, es así que se pone
en manifiesto que la cultura influente sobre el resto de la sociedad, dicha
sociedad pierde su cultura autóctona creando así una sociedad consumista y
dependiente del sistema. Es por ello que de manera especial estoy de acuerdo
con las criticas que realizan los autores ya que debido a las secuelas que
dejan los gobernantes de turno dominantes, ocasionan daños a las minorías
sociales, lo que como consecuencia tenemos naciones con extrema pobreza, con
esto se da a conocer que el capital esta acumulado en las manos de unos pocos.
Y finalmente, es de nuestra tarea tomar conciencia de todo aquello que nos
influye ya que la mayoría incitan al consumismo.
BIBLIOGRAFIA
Baffler), Y. K. (The. (s. f.). La contrarrevolución del Pato Donald. ctxt.es | Contexto y Acción.
Recuperado 22 de abril de 2021, de http://ctxt.es/es/20190130/Politica/24127/para-leer-al-pato-donald-pinochet-yohann-koshy-the-baffler.htm
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